Error de diagnóstico de ictus

Un ictus es una patología neurológica que puede derivar en graves consecuencias para la persona que la sufre. Sucede cuando se interrumpe o reduce el suministro de sangre a una parte del cerebro, impidiendo que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes lo que en pocos minutos provoca la muerte de las células cerebrales.

El ICTUS puede llegar a ser mortal en un 20% de los casos, y provocar una discapacidad grave en el 44% de las personas que sobreviven a uno. También es la segunda causa de demencia, solo por detrás del Alzheimer.

El ICTUS suele presentarse de forma brusca y repentina, y es resultado de unos hábitos de vida y situaciones muy poco saludables.

El ICTUS puede ser resultado de alguna de las siguientes causas:

• Obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral, dando lugar a una trombosis y embolias.
• Rotura de un vaso sanguíneo cerebral lo que da lugar a un derrame.
• Combinación de ambos supuestos, es decir, obstrucción y rotura de un vaso sanguíneo. En esta situación estaríamos hablando de una apoplejía.

Dependiendo de si el ictus tiene su origen en la obstrucción de una arteria cerebral o en una rotura, estaremos ante un:

• ICTUS isquémico o infarto cerebral
• ICTUS hemorrágico o hemorragia cerebral

Los síntomas de los ICTUS son varios y dependen de la zona del cerebro en la que se manifiesten.

Es importante ponerse en alerta ante:

• Una pérdida repentina de fuerza en la cara o mitad del cuerpo
• Sensación de hormigueo en cara o un lateral del cuerpo
• Dificultad súbita para hablar, expresarse o comprender el lenguaje
• Pérdida de la visión en uno u ambos ojos
• Dolor de cabeza muy intenso o diferente al habitual.

Estos síntomas, a diferencia de lo que sucede con un infarto, no son tan conocidos por la población por lo que en ocasiones el paciente no sabe con exactitud lo que le está pasando.

A nivel profesional, el personal sanitario debe estar preparado para saber reconocer los síntomas de un ictus y actuar lo antes posible. En ciertas ocasiones el personal médico no diagnostica de manera adecuada esta patología lo que da lugar a un error de diagnóstico. Se trata de una situación de máxima gravedad grave, ya que el ictus si no es tratado en las 4 primeras horas tras el inicio de los síntomas, puede derivar en la muerte.

Por otro lado, si el paciente es diagnosticado con ICTUS tratándose de un infarto, también tendría consecuencias muy graves. Por ese motivo, si un médico ha errado a la hora de diagnosticar ictus, nos encontraríamos ante un supuesto de negligencia médica.

Una negligencia médica pueden definirse como acción u omisión que se apartan de los estándares médicos. Es decir, cuando el personal sanitario por acción u omisión, ha llevado a cabo una conducta que no es la habitual en el procedimiento que ha llevado a cabo. Este es uno de los casos que da lugar a un derecho del paciente a reclamar, solicitando para ello una indemnización.

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